Normalmente, a la hora de reducir gastos, las empresas ponen el foco en recortar el coste vinculado a la adquisición de bienes o servicios involucrados de forma directa con la fabricación del producto final, es decir, los gastos directos. Sin embargo, los gastos indirectos, a menudo grandes olvidados, pueden marcar la diferencia en los resultados financieros de la empresa.
En este artículo te explicamos qué tipos de gastos indirectos existen y cómo puedes reducirlos en tu negocio para así mejorar la rentabilidad.
Qué son los gastos directos
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Tener bien claro cuáles son los costes directos, nos ayudará a comprender mejor los indirectos y cómo podemos reducirlos.
Los gastos directos, también llamados costes directos, son aquellos vinculados directamente con la producción del producto o servicio de una empresa. Incluyen la materia prima y los recursos laborales utilizados de forma directa. Solo repercuten en un departamento o área concreta de la empresa. En empresas productivas resulta más sencillo establecer cuáles son los gastos directos, pues sus áreas suelen estar más compartimentadas. Por ejemplo, los gastos directos en la elaboración de un modelo de vehículo concreto serían todas las materias primas empleadas directamente (ruedas, carrocería, volante, etc.), así como el sueldo del operario que fabrica dicho modelo. Si el operario trabaja además en la fabricación de otros modelos, el gasto ya no se consideraría directo.
En empresas dedicadas a la prestación de servicios, puede resultar algo más difícil establecer los gastos directos. En una auditoria, los gastos directos serían el sueldo del empleado concreto que ha realizado una auditoría específica, y los costes derivados directamente de la misma (por ejemplo, transporte).
Los Gastos directos y el precio final del producto o servicio
Los gastos directos repercuten de forma directa en la determinación del precio final que dicho producto o servicio tiene en el mercado. Para poder obtener un retorno de la inversión (ROI), cuanto más alto sea el coste directo de un material o servicio en la producción de nuestro producto o servicio, mayor será también su precio de venta.
Aunque los costes directos dependen del sector productivo y del tipo de empresa, podemos dar algunos ejemplos habituales de gastos directos:
- Coste de materias primas empleadas en la producción del producto concreto.
- Insumos: materiales necesarios para la transformación del producto.
- Costes vinculados al transporte del producto.
- Sueldo de los empleados dedicados específicamente a elaborar un producto concreto o prestar un servicio específico. Para que la imputación directa del gasto pueda realizarse, el trabajador debe dedicar al mismo trabajo el 100% de su jornada. Si el trabajador reparte su tiempo en la producción de varios productos o prestación de varios servicios, el gasto deberá dividirse porcentualmente entre todos ellos.
- Formación de los empleados vinculada a un producto o servicio concreto.
- Campañas publicitarias para la promoción del producto o del servicio concreto.
Qué son los gastos indirectos
Una vez explicado qué son los gastos directos y vistos algunos ejemplos, podremos entender mejor qué son los gastos indirectos.
De manera general, los gastos indirectos se definen como todos aquellos que no están vinculados de forma directa a la producción o de un producto final o a la prestación de un servicio concreto, sino que incurren durante el ejercicio de la actividad. Además, se trata de gastos asociados a los costes fijos en una empresa, pues son constantes y se mantienen independientemente del volumen de producción. Por ejemplo, gastos indirectos serían los derivados del alquiler de una nave industrial o local.
Normalmente los gastos indirectos de una empresa se dejan en segundo plano, sin embargo, muchos estudios revelan que optimizarlos puede tener como consecuencia un ahorro de entre el 20 y el 30% en los gastos totales.
Los gastos indirectos también influyen sobre el precio final de venta del producto o servicio. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los gastos directos, no pueden asignarse de forma directa, sino que es necesario definir un criterio de asignación coherente, calculando qué porcentaje de repercusión tienen sobre el precio del producto o servicio.
Tipos y ejemplos de gastos indirectos
Contabilizar los gastos indirectos es fundamental para poder obtener una visión panorámica de la situación económica de la empresa, y así poder tomar decisiones de inversión más informadas.
Podemos clasificar gastos indirectos de una empresa de la siguiente forma:
- Gastos indirectos de producción: costes no implicados de forma directa en la producción de un producto concreto o prestación de un servicio específico, pero atribuidos a ella. Por ejemplo, la mano de obra indirecta.
- Gastos indirectos generales: gastos no esenciales para la producción. Pueden dividirse en gastos indirectos comerciales, gastos indirectos financieros y gastos indirectos Algunos ejemplos son los costes en la factura de teléfono e internet, impuestos, combustibles, alquiler de local, y otros tipos de alquileres.
Gastos directos e indirectos de una empresa: diferencias
A modo de síntesis, y para aclarar aún más qué son los gastos directos e indirectos, enumeramos sus principales diferencias:
- Los gastos directos se asignan de manera clara al producto o servicio, sin embargo los indirectos son generales para todo el proceso de fabricación del producto o elaboración del servicio.
- Los gastos directos inciden completamente en una única actividad, en tanto que los gastos indirectos inciden sobre varias actividades de la empresa.
Como puedes ver, los gastos indirectos son de más difícil asignación que los directos. Por este motivo, a veces se tienen menos en cuenta, lo que constituye un error.
Consejos para reducir gastos indirectos
Los gastos indirectos pueden ser una brecha por donde se pierdan parte de tus beneficios. Con una mejor gestión de los mismos podrás ahorrar mucho dinero:
1. Evaluación de los gastos indirectos de la empresa
Antes de hacer un plan de acción para reducir gastos indirectos conviene evaluar de forma exhaustiva cuáles son y qué volumen representan en la empresa. Realizar un análisis tan detallado permitirá identificar muchos gastos indirectos no evidentes o escondidos que están impactando en los resultados de la compañía.
2. Análisis a corto, medio y largo plazo
Para poder reducir los gastos indirectos de una empresa de forma exitosa es importante prever el impacto de estas reducciones a corto, medio y largo plazo. De este modo podremos asegurar que una reducción de gastos indirectos funcionará en un horizonte amplio.
3. Mejora de la gestión de procesos
Analizar al detalle la gestión de procesos es clave para revelar actividades duplicadas o acciones que no aportan valor ni a la empresa ni a los clientes. El principal problema es que muchas compañías pueden tener dificultades para mapear todos los procesos que conlleva la producción de su producto o la oferta de su servicio.
4. Renegociar contratos
Renegociar contratos con proveedores de materiales o servicios es una de las formas más sencillas para reducir gastos indirectos. Para hacerlo de forma informada conviene llevar a cabo estudios previos de mercado que permitan conocer bien la competencia.
Hay que tener en cuenta que la reducción de gastos indirectos mediante la renegociación con proveedores, puede tener como consecuencia el cambio de proveedor, por tanto conviene llevar a cabo este paso con una correcta planificación.
5. Externalizar servicios
En muchas ocasiones externalizar servicios significa ganar en eficiencia, puesto que se contrata un socio especializado y, además, hay más margen para exigir resultados y el cumplimiento de lo previsto en el contrato.
6. Eliminar gastos indirectos no necesarios
Muchas veces existen gastos indirectos asociados a la falta de conocimiento de la empresa sobre aquella tecnología que puede ayudarle a ser más eficiente.
Y es que, hoy en día, reducir costes en una empresa con la transformación digital resulta imprescindible, además de para ahorrar, para ganar competitividad en el mercado.
Existen numerosos recursos tecnológicos que pueden ayudarnos a ello. Lo vemos con más detalle a continuación.
Ahorrar gastos indirectos con las nuevas tecnologías
Muchos gastos indirectos, como mencionamos en el último punto del apartado anterior, pueden reducirse recurriendo a los nuevos recursos que nos brinda la tecnología. La clave se encuentra no solo en implantar estas herramientas, sino también en buscar al mejor proveedor del servicio, que ofrezca una relación calidad-precio óptima.
La telefonía empresarial, indispensable tanto para la comunicación interna como para la atención al cliente, es un gasto indirecto básico para todas las empresas, independientemente de su tamaño y tipología.
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